Escrito por: Ana Juan
Fecha: 9 noviembre, 2014
Restaurante La Nueva Torruca
Dirección: Alto de Quijas nº 81, Quijas 39590
Teléfono: 942 83 84 67
Tipo de cocina: Cocina creativa
Precio de la experiencia: 71 € por persona
Nuestra ruta cántabra nos lleva hoy a Quijas perteneciente al pueblo de Reocín (muy cerca de Torrelavega). No por casualidad, sino todo lo contrario, nos dirigimos al Restaurante La Nueva Torruca.
Ubicado en una sobria casona solariega
Con ayuda del GPS llegamos al Alto de Quijas donde fácilmente localizamos esta casona de los Orbe. Sillares, sobriedad, blasones y un arco de medio punto cegado por la gran puerta de madera que parece original. Mira, ya me empieza a conquistar por su emplazamiento…
Salón interior, terraza y reservado
El restaurante cuenta con una sala interior más formal para unos 35 comensales pero, en día de verano como el que fuimos, pudimos comer en la terraza (todos están fuera y es una delicia). Nuestra mesa a cubierto, bajo una balconada repleta de plantas floridas, muy a gusto.
Hoy estamos solos Jose y yo, un mano a mano con la presencia inmaterial de Sergio que nos ha hecho el favor de reservar. Su llamada previene a los anfitriones de nuestra llegada, nos recibe Menchu con cierta familiaridad.
Menú diario, de fin de semana o degustación
Tras tantear nuestro apetito y preferencias, marcha un menú degustación por 56 € más IVA y bebida aparte. Son 7 platos salados y 2 postres. No obstante, has de saber que ofrecen un menú diario de 16 € ó 18 € con vino y un menú fin de semana por 28 € que ya me gustaría disfrutar más a-menú-do si lo tuviese cerca.
Cocina delicada de combinaciones redondeadas
La cocina de este chef cántabro que en otro local contribuyó a obtener una estrella Michelín, es delicada, de combinaciones redondeadas, productos de temporada optimizados en elaboraciones más complejas, sin caer en la alquimia.
Me resultó curioso que todos los pases fuesen servidos en platos hondos. Quizá la razón de este emplatado tenga que ver con el empleo de salsas o caldos en gran parte de los mismos o la intención de facilitar la recogida de las pequeñas porciones de sus platos multicolor.
El vino sugerido por Menchu
Nos dejamos llevar por Menchu en la elección del vino para el menú degustación, del que tampoco teníamos guión. Así que no vimos la carta de vinos. Pero sí supimos que Merche se deja aconsejar por Andrés Conde de Bodega Cigaleña, a quien tuvimos el placer de conocer días atrás. Tanta es la fe ciega que tiene en el consejo de Andrés que nos presentó el vino sin conocerlo ella (acababa de llegar) Sabiendo su mentor, no nos sorprende que la elección sea un vino francés de la Borgoña: Chablis de Moor, fresco y agradable, elaborado por Alice y Olivier de Moor.
Cuando agotamos la botella pedimos un par de copas de algún tinto más para acabar el menú, y por 3€ la unidad nos sirvió otro vino francés de Rodolphe Romougeot, Les Bourgeots de la denominación de origen controlada Savigny-Les-Beaune.
Aquí empieza sin más dilación, nuestro menú degustación
Bocarte asado, tomate queso y agua de pimiento. Fresco y ligero comienzo en un día de verano. Boquerón fresco marinado y acompañado de taquitos multicolor del lácteo, tomate y algo de verde con ese agua de pimiento casi refrescante.
Gamba marinada en el jugo de su cabeza, cítricos y toques picantes. Para Jose el mejor plato, sorprendente por la concentración de sabor de ese jugo de la gamba que acompañaba los cuerpos casi crudos y sabrosos del crustáceo. El picante no molesta, acompaña.
Lomo de bonito en punto rosa a modo de tataki. Es temporada de bonito y Gustavo lo saca en esta versión, ligeramente tocado por la plancha, manteniendo el corazón rosa y animado por las verduritas que le dan frescura y limpian el bocado. Muy bueno, cada vez soy más de pescado.
Verduras en corta cocción, caldo de pulpo y lámina de tocino. Un mar y montaña para seguir. Pasamos lista, verduras: presentes, tocino: presente, el mar: presente, pero la compañía marcha perfectamente alineada y al unísono. De nuevo el caldo que liga sabores.
Raviolis de pollo guisado, con trufa de verano y crema de patata. Cuatro bocados medidos en que la suave crema de patata bañada con el jugo del guiso, mojaban el ravioli coronado con la trufa, de presencia tímida, cosa que me satisface.
Fideo negro de calamar, lomo de salmonete y coliflor. Fideos de fondo potente y sabroso coronados por el salmonete, cuya tersa pero tierna carne desmenuzamos para mezclar ingredientes. Muy bueno también.
Papada confitada y asada, jugo de cerdo y langostino. En este mar y montaña gana la carne por goleada, el langostino era un invitado de piedra que pudo no haber venido y hubiera dado igual. Pero a mí me gusta tanto el cerdo que aún así, califico bien este bocado de rebañar con cuchara.
Fresones macerados con nata especiada. La presentación y elaboración menos sorprendente de todas. Correcto postre de tránsito hacia el chocolate…
Cuatro texturas de chocolate. Este sí que sí, perfectas su cuatro texturas: esponjoso el bizcocho, cremoso el helado y una perfecta quenelle de crema. En equilibrado punto de dulce y amargo.
Sobremesa para 5
Y con los cafés llegó Sergio a compartir sobremesa y charla con Gustavo Pérez y Menchu, quienes dejaron por un momento cocina y sala para platicar con nosotros un ratito. Estuvimos escuchando sus planes, sus ideas en proyecto. Gustavo, como cualquier creativo, siempre insatisfecho con el trabajo ya experimentado y en busca de cosas nuevas. Nos habló de cómo llegó a este emplazamiento, al que nada le unía previamente y que se cruzó en su camino por el comentario de alguien en Santander.
Yo les veo en un escalón más alto
Quedé muy satisfecha con esta degustación. Me gusta cuando me sorprenden y Gustavo lo consiguió. No es que yo sea muy lista, ni muy entendida, ni muy… pero me da a mí que esta pareja, con un empujoncito, podría estar en un escalón más alto.
¿Qué crees tú?
Interesante, local que los Larpeiros tenemos pendiente visitar. Algún día lo haremos, aunque la verdad, después de comer durante muchos años en cientos de estrellas michelín, en la cocina buscamos algo más. Al igual que en el tema de vinos, somos más de buscar ese terroir, por España que existe y nos encanta. Nos pone más un Tartare de Vaca Monchina con un vino de esos tan buenos que se hacen por esta península. Es por ello que nos cuesta encontrar ese momento de ir al local. Esperaremos que venga José Domingo y seguro el nos saca de casa.
Un saludo y por cierto muy bien escrito. Pero y la sala? Os atendieron bien, que tal el servicio? la mesa estaba bien vestida ???
Hola Ankabri!
Estoy contigo respecto a valorar todo lo autóctono, disfrutando de lo propio y lo tradicional. De hecho, en nuestro viaje por Cantabria hicimos un recorrido en que la comida tradicional estuvo presente. Sin embargo, esta cocina creativa nos interesa mucho. Quizá estamos en distinto punto del recorrido, de experiencia o maduración. En esta afición por gastronomía, como en otras, se evoluciona, se busca la experimentación y se van quemando etapas. Recuerdo lo que Pitu Roca comentó a Jose Ruiz sobre los vinos: empiezas por Rioja, te pasas a Ribera del Duero, luego buscas otras expresiones del vino en España y bebes Jumilla o Valdeorras, de ahí subes a Francia a Alemania, para cruzar fronteras hacia los emergentes como Nueva Zelanda y, tras este periplo, acabas volviendo a Rioja, en busca de viejunos…
Respecto a la sala, como digo, Menchu nos dispensó un trato familiar, probablemente porque llamó para reservar nuestra mesa Sergio que es cliente y, diría yo, amigo. Pero puede que esa sea su forma de trabajar habitualmente, con naturalidad, sin encorsetamiento, ni más intervenciones que las necesarias o a requerimiento del comensal.
Comimos en la terraza donde mesa y mobiliario eran más “casual” que en el interior. Pero quizá aquí esté parte de ese empujoncito del que hablo, ya que un sobremantel de tejido sin tejer, no está a la altura del menú. En todo caso, llevan 2 años en este emplazamiento y lo han tenido que renovar ellos, con lo que no creo que sea algo intencionado, tal vez en un próximo paso.
Muchas gracias por aportar tu opnión, muy cualificada, por cierto. Saludos
Gracias por tu respuesta, y sí es cierto esa evolución de los vinos, con Pitu Roca he tenido la suerte de compartir mesa un par de veces y es un fenómeno sin lugar a dudas. Es probable que esa evolución de la que hablas es en la que estemos los Larpeiros, quemados por tantas decostrucciones, y a sabiendas que mucha comida espectacular puede ser comprada porque hoy en día se puede conseguir, las espumas, esferifaciones, cremas y demás. Uno ya no sabe si lo hace el cocinero y simplemente monta platos ya comprados. Nosotros ya hemos pasado por los Riojas y riberas viejunos, y volvemos a lo natural, como Dorado natural 2011, o al vino de amigos, como los de Labastida, buscamos conocer al vitivinicultor o Colleteiro, a ese currante de abajo, sudando como Crusat o Xurxo, o esa gente que elabora el paraguas gallego, o en Cantabria Yenda. Busco que no haya estrella en el local, que todo sea un conjunto y tanto el camarero ayudante, como el cocinero.
Puede que estemos en punto ligeramente estremista, en el 1970 era la sala la estrella, y tampoco me gustaba eso. Buscamos un conjunto, y en pocos locales se consigue. Quizá en O Gaiteiro o Camiño do Inglés, locales que por suerte tardarán en tener esa estrella michelín pero que estar allí es un lujo, o un restaurante como El Pericote de Tanos, o Las Piscinas, todo ensamblado, eso sí es otra historia.
Gracias por tus palabras pero no somos tan cualificados. Nos gusta leeros
Muy, pero que muy buena pinta todo. El emplazamiento, los platos (pintaza), la experiencia, las fotos y el comentario. Olé! Se nota que sois los de vinowine, jajaja.
Abrazos. Nos vemos en naa!
He tardado tanto en contestar que ya te tengo a mi vera, de camino al encuentro Restaurantero, jajaja
Así que muchas gracias por tus palabras y vete “pal” Norte que tienes los mismos cicerones a tu disposición…
No me despido 😉
Pues desde luego que es un sitio que merece la pena, la merece mucho. Esas distancias….. que complican tanto las posibilidades. Pero ya me gustaría poder visitarles más a menudo. Humildad, mucha humildad.
Estupendo menú, yo también soy un enamorado de esa papada, coger pan y untar.. ufffff. Qué ratos….
Y del chocolate no digo nada pero ahora mismo me ponía yo las botas.
Como siempre, excelente comentario, excelente vivencia y ya de las fotos ni hablo.
Un abrazo pareja. Jon Ander
Gracias Jon Ander!
Realmente tú no lo tienes tan lejos, no?
Si que vale la pena, en nuestro viaje de verano esta oferta completó la variedad de locales que nos recomendasteis entre todos.
Un abrazo
Infatigables!
Comiendo y escribiendo
Y cada día mejor!
Y luego me llamas “floja”, ¿en qué quedamos pues?
Mira, no contestes, que nos vemos en una horas…
Hasta luego Presi
Por suerte me gustan todos los vinos BUENOS vengan de donde vengan.
Como yo mas o menos, creo que esta pareja esta haciendo un gran esfuerzo por tener unos vinos, cuanto menos muy originales y que encuadran mucho con mi forna de entender el vino.
En fin me he quedado picado y mi siguiente visita sera alli!!!!
Hola Jean Marc, entonces todos de acuerdo: vinos buenos vengan de donde vengan.
Otra cosa es que los conozcamos… pero tampoco eso importa, la cuestión es disfrutarlos.
De tus palabras deduzco que también tú regentas un restaurante, ¿es así? ¿es en España?
Muchas gracias por participar con tus comentarios.
Un saludo
Esta pareja lo da todo, a ver si reciben tanto como dan.
Esperemos que tengan suerte y vean reconocido su trabajo.
Uy! Con fotos TODO es mejor!
Enhorabuena amigos, buen homenaje y estupendo post.
Besos
Gracias Ada!
Es cierto que una imagen vale más que mil palabras.
Un besote
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Felicitaciones por el excelente reportaje.
Por lo visto el restaurante se traslada a Santander.
Espero que nos mantengan informados y tengan una web disponible para mirar los menú, no una página de Facebook.
Gracias Francisco!!
Eso he visto, se instalan en un antiguo ¿Casino? que ya era restaurante
Espero les vaya bien.
Un saludo.