Escrito por: Ana Juan
Fecha: 21 julio, 2014
Barcaccia
Dirección: Plaza de España, 65 00187 Roma
Teléfono: 066797497 (ya en Roma)
Tipo de cocina: cocina de mercado
Precio de la experiencia: 41€ por persona
Oasis de paz y frescura
Visitar Roma, admirar los vestigios de los orígenes de nuestra cultura y pasear por sus bulliciosas calles es un placer, hacerlo en el mes de julio es… un so-fo-co.
Por eso, si tras recorrer todos los rincones del Coliseo e imaginar lo que fue el Foro (en un viacrucis de sombra en sombra), encuentras un remanso de paz con aire acondicionado, crees haber alcanzado la gloria.
En Piazza di Spagna
En la mañana de domingo, llegamos a la Plaza de España, exhaustos de calor y cansancio. Frente a la famosa escalinata y cercana a la embajada de España ante la Santa Sede, encontramos una de las miles de heladerías de la ciudad. En la puerta un cartel que anuncia un restaurante en la planta primera “air conditioning” (palabra mágica, en cualquier idioma).
Se trata del Restaurante Barcaccia, que debe tomar su nombre de la fuente cercana.
Ambiente agradable
La Barcaccia resultó ser un restaurante muy agradable, por la tranquilidad, la temperatura y su decoración de tonos suaves y limpios. Suelo de madera caoba, blanco para la madera de zócalos y mobiliario. Mesa vestida con camino de mesa de hilo y servilletas de tela. Cristalería adecuada para el vino y vajilla moderna, correcta.
Sala grande pero acogedora por estar distribuida en distintas zonas separadas por paredes o biombos. Varias ventanas en la sala dan a la plaza, ¡qué suerte! hay una para nosotros. Desde ella, contemplamos el gentío que se sienta, sube y baja por esta pasarela de modelos y turistas. “Selfie” aquí, foto de grupo allá, beso enamorado acullá.
El idioma no es problema
Se dirige el joven camarero a nosotros en inglés (viajando con Jose siempre es así, con lo “tipical Spanish” que resulto yo y lo “British” que parece este alcoyano). En todos los restaurantes de Roma que visitamos hablan en inglés y en algunos te atienden en castellano, en todo caso el italiano no es un problema para los españoles.
Antipasto y pasta
La carta es corta, se organiza en entrantes o aperitivos (antipasto) entre los que encontramos los habituales como bruschettas variadas (montaditos), las ensaladas con búfala o “rucula” con salmón ahumado. Luego los primeros platos que son fundamentalmente pasta (como no) y los platos principales de carne o pescado. Acaba con postres en que el tiramisú no falta nunca (en la carta al menos)
Carta de vinos
Casi todos los restaurantes en que caímos, de un precio medio, tienen carta de vinos, en que predominan los italianos del Lazzio (zona de alrededores de Roma) o la Toscana. Hay oferta en tintos y blancos, más escasos los rosados o espumosos, lo que no difiere de los restaurantes en España.
Con más sed que hambre, optamos por una cerveza fresca y un vino blanco…
Ojo con la cerveza que es muy cara comparada con el vino y con los precios en España… Si alguien piensa economizar bebiendo cerveza se puede llevar una sorpresa (Birra Spina Piccola 5€, esto es, la pequeña)
Pedimos un blanco fresquito que resultó más que bien, coincidimos los dos en elevarlo al mejor de los catados en el viaje. Se trata de un Fiano di Avellino, con carácter, aromático y acidez marcada, el de la etiqueta con punto rojo.
Ensalada y un plato para cada cual
Para comer compartimos ensalada de rúcula y otros brotes tiernos, con salmón cebolla encurtida y tomate. Nos sacaron un buen aceite de oliva virgen extra, vinagre de Módena y los molinillos de sal y pimienta para aderezar a nuestro gusto. Correcta, como la puedes hacer en casa, pero, ante todo, muy apropiada para el momento.
Jose pidió como único plato el Saltimbocca Romana, un filete muy fino de ternera con jamón curado, su prosciutto que equivale (guardando la distancias) a nuestro serrano, acompañado de una salsa de pimiento, más decorativa que otra cosa. Pese a lo fino de corte no estaba seco pero tampoco entusiasmó a Jose.
Para mí un plato de pasta: Etna Tonnarelli Cacio e Pepe, o sea, una pasta como los espagueti pero más gruesa, con salsa de queso y pimienta. Me gustó mucho la salsa, aunque la pasta me pareció poco hecha. Sí, ya sé que en la pasta se ha de servir al dente, pero en mi profana opinión, estaba pelín dura. En todo caso, comí a gusto.
Para el postre compartimos un tiramisú Offiato, tal y como hicimos en todas las comidas de este fin de semana que convertimos en una cata comparativa de este típico postre italiano. En este restaurante lo sirvieron en copa como crema a cuchara y con el trozo de bizcocho inmerso al centro. En otros lugares lo sirvieron como tarta, consistente, con el bizcocho bien mojado en café. En fin, de los probados ninguno malo, todos dulces y ricos para acabar la comida en la mesa (ya que luego tocaba un helado).
Un aplauso por el café
En esta ocasión he de mencionar el café porque éste, como todos los que tomé en Roma para mi mayor disfrute, es expreso de verdad, concentrado, cremoso, sabroso y en su justa medida.
El fin de semana ha acabado con un balance gastronómico mejor para mí que para Jose, ya que a él ni le gusta el queso ni la pasta. Por todo lo demás, encantados de pasear por la ciudad.
Sólo una cosa más: Roma merece una y cien visitas, es la Ciudad Eterna, hay mucho que ver y es fantástica para vivirla pero si puedes elegir… visítala en primavera u otoño.
Escribo este artículo en el vuelo de regreso a casa, termino ya que aterrizamos en unos minutos, hasta luego amigos.
Ah! los 7 consejos en resumen:
- Visita Roma en otoño o primavera (evita en julio-agosto)
- Prueba el café expreso y muuucho helado
- Ojo con el precio de la cerveza
- Tarifa oficial fija del taxi desde aeropuerto (que no te engañen, lo intentarán)
- En zona turística se come y cena tarde (casi a cualquier hora)
- Llleva calzado cómodo para caminar
- Evita largas colas comprando con antelación las entradas por internet (Vaticano-Coliseo)
¿Algún consejo más sobre Roma?
Jaja, vaya calores que rezuma el post!
El saltimboca no llevaba unas hojitas de salvia en su interior? Entonces no es saltimboca! 😉
Ni que lo digas…
En efecto el Saltimbocca estaba aderezado con una suave salsa de salvia, además de decorarlo con las hojas que puedes ver en la foto.
Gracias por tus consejos previos al viaje, “experto Romano”
Un abrazo.
Yo el que tomé allá llevaba las hojas de salvia enteritas, en su interior. Creo que es así el saltimbocca “como mandan los cánones”.
Mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm
Jaja, no me des las gracias porque te di pocos, malos, y además no has seguido ni uno
XXXXXXD
No se te escapa una Presi… 😉
Un abrazo.
eso intento, que sé que me examinas, y la profesora Juan es dura como el demonio
😉
Anda que ir a Roma en julio……..
Solo por tomar un Ristretto vale la pena el viaje a Italia.
Si es que somos unos “sacrificados”…
Ana que es muy cafetera disfrutó de lo lindo en todos y cada uno de los cafés, ¡hasta el del aeropuerto le gustó!
Jerónimo, por tomar un ristretto vasle la pena ir a Roma, pero…
por tomar un café a la valdostana hay que ir a tu casa, mmmm
Y da más risa
Esto no vale. Nos ponéis los dientes largos ya no sólo por la comida, también por el viaje.
Yo soy muy cafetero, me encanta. Así que por ahí vamos bien. Y me encanta el queso y la pasta, incluso la de comer. 🙂 Buena experiencia. Ya veo que os cuidáis estupendamente. Un abrazo.
Pues si te gusta el buen café, el queso y la pasta tu ciudad, sin duda, es Roma.
Otro abrazo para ti, fiel lector.
Mientras sigáis así de bien, mi fidelidad la tenéis asegurada. Es un verdadero placer. Quizás poco a poco algo se me pegue. 🙂 Un abrazo para ambos.
Seguro que te gusta Roma y su comida. No pudimos conocer demasido de su gastronomía por lo breve del viaje, pero probamos en otro restaurante una berenjenas con tomate riquísimas (no todo es pasta).
Un abrazo Jon
Buah! Qué recuerdos más buenos de mis viajes a Roma!!! Me han entrado unas ganas de volver…!
Eran otros tiempos en los que lo gastronómico todavía no primaba tanto (aunque ya se le tenía en cuenta) y lo económico frenaba mucho. Aún así, no recuerdo haber comido mal, lo que se dice mal, en ningún lugar. Cierto lo de la birra y memorables los cafés y helados que tomaba a diestro y siniestro.
Enhorabuena por el viaje!
¡Gracias Toni!
Yo también viví la Roma de bocata y agua en la escalinata de Piazza di Spagna, hace “unos cuantos” años.
Todo tiene su encanto y cada momento te trae algo bueno, ¿verdad?…
Un abrazo
Me alegro que la experiencia fuera enriquecedora, pese al calor, buff! Yo el calor lo llevo fatal, así que seguiré fielmente vuestros consejos el día que vuelva.
A seguir disfrutando, amigos! El próximo destino más fresquito fresquito ;-P
Besos
Siii más fresquito…
Me llevaré rebequita, jejeje