Escrito por: Toni Grimalt
Fecha: 15 noviembre, 2015
Una peña con antecedentes
Y no penales, precisamente. Los Restauranteros nacieron como colectivo hace justo ahora tres años, pero se trata de unos personas con un largo historial a sus espaldas antes de reunirse. Estamos hablando de gente con conocimientos y, sobretodo, con mucha experiencia en el campo de la gastronomía. Gracias al portal verema.com consiguieron contactar y se decidieron a emprender un camino común con el fin de visitar nuevos restaurantes y, a su vez, reconocer la honrosa tarea que cumplen muchos de ellos de dar bien de comer a sus clientes.
En una primera convocatoria en la ciudad de Zaragoza, acudimos personas de distintos lugares de España, muchos de nosotros sin conocer a ninguno de los convocados, y decidimos en asamblea sentar las bases de esta peña que acababa de nacer. Las sensaciones fueron muy excelentes desde el primer instante y, desde entonces, han venido sucediéndose otros encuentros, dos cada año, para ser más concretos, siempre planificados de la mano de uno o más miembros que ejercen como anfitriones y organizadores.
Nuestro presidente, Aurelio Gómez-Miranda, fue quien trazó el planin que seguimos en la capital maña. De la mano de Jerónimo López, disfrutamos de la hospitalidad de la familia Roca en Girona y de una experiencia podríamos decir cuasi única en la prolífica actividad de estos tres hermanos. Óscar Martínez nos recibió en Bilbao en noviembre de 2013 y, con el programa que nos propuso, conocimos algunos restaurantes y unos de las bodegas más representativas de Vizcaya. Fernado Benlloch y Ada Fambuena ejercieron como anfitriones en el encuentro de Valencia con un programa muy completo y acabamos aquel año 2014 en la siempre atrayente ciudad de Madrid con la quedada que planificaron Isaac Agüero y Fernando Gil. Por último, ya en el presente año, no menos atractivo se presentaba el encuentro en la ciudad condal que nos propuso Manuel Aguilera. Y, como viene siendo habitual, las expectativas se cumplieron e, incluso, se desbordaron.
VII Encuentro en Alcoy
Tras el poso gastronómico que atesoran todas y cada una de las ciudades visitadas anteriormente (hay que tener en cuenta que todas ellas son capitales de provincia y, entre las cuales se hayan las tres más pobladas de España), cierta incertidumbre rodeaba este encuentro al trasladarnos a una pequeña ciudad de provincias. Si en los casos que precedían este encuentro se hacía difícil elegir entre las decenas de restaurantes y las múltiples propuestas que ofrecen la gran ciudad y, además, resultaban bien conocidos por todos los méritos que reunían, la ciudad de Alcoy/Alcoi se presentaba realmente como una auténtica desconocida para prácticamente todos los restauranteros. Pero la dinámica de funcionamiento adoptada de buena gana que obliga a que cada miembro nos reciba en su ciudad, nos llevaba a este paso: abandonar las grandes urbes y vivir también algunos de nuestros encuentros en ciudades mucho más pequeñas y desconocidas.
José Ruiz y Ana Juan: anfitriones en esta ocasión
Con el firme propósito de demostrarnos a todos y todas que efectivamente “¡Alcoy existe!”, este maravilloso tándem, que a su vez son matrimonio, todo sea dicho, planificaron minuciosamente un fin de semana repleto de actividades y que, como no podía ser de otro modo, nos ha resultado una auténtica gozada. Todos los socios de la peña éramos conocedores de las grandes dotes organizativas de ambos. Además, yo, especialmente, he disfrutado en más de una ocasión de su hospitalidad y su maestría a la hora de ejercer como anfitriones. Esas sensaciones no sólo han sido corroboradas sino que, además, se han visto acrecentadas y hemos gozado de un programa completísimo diseñado hasta el más mínimo detalle, pero sin una sensación angustiosa o de stress que podría revertir negativamente en contra de los organizadores. Como personas de mundo que son, pero con gran arraigo y amor a su ciudad, Ana y José nos han mostrado los encantos de Alcoy/Alcoi y de su comarca y, de su mano, hemos conocido los trazos más interesantes de la gastronomía de esta zona del interior de Alicante.
Ambicioso programa
Estábamos todos citados el viernes noche para dar inicio al programa de actos. Antes, sin embargo, algunos de los peñistas, ya planificaron medio condicionados por las exigencias del desplazamiento, experiencias interesantes en Almansa, Dénia o Alfafara. Éstas ahora no vienen al caso y, tras la alegría habitual que siempre nos produce el rencontrarnos y los saludos y abrazos pertinentes nos dirigimos al restaurante L’Amagatall de Tota en el centro de la ciudad. Con motivo de nuestra visita, la gerencia de esta casa tuvo a bien cerrar el local ex profeso, cosa que agradecemos enormemente. Una gran mesa rectangular que invitaba plenamente al disfrute presidía el salón y, tras acomodarnos en ella, pudimos conocer la propuesta culinaria de Jorge Sanús, cocinero y propietario del mismo. De ella daremos buena cuenta en futuros artículos, como de otros locales que visitamos a lo largo del fin de semana, pero apuntaré como trazos principales un menú en el que quedaban representadas la cocina autóctona de la mano de la pericana o el pastel de carne y la cocina foránea con platos como el tartar o con el uso de ingredientes totalmente exportados como la lima kafir, la cocina tradicional con platos como el civet de liebre, y la cocina más moderna como la que se vislumbra tras el turrón de foie.
La cena generó debate, especialmente con respecto a alguno de sus platos, y ello demuestra cierto riesgo y autenticidad que, en mi humilde opinión, merecen respeto y admiración. Cualquier cocinero con un nivel medio-alto de preparación sabe diseñar un menú “apto para todos los públicos” que hubiese agradado a todos sin excepción de principio a fin. Jorge no tiró por el camino fácil y tomó ciertos riesgos que todos supimos reconocer. Una mención especial también para el equipo de sala representado por Ana y Miguel que ejercieron perfectamente con su función.
El programa trazado para el sábado se iniciaba temprano con la visita a la finca Masía el Altet. Hasta allí nos desplazamos todos en autobús para conocer a Jorge Petit y a su hijo con idéntico nombre. Ambos regentan esta almazara de aceite que se ha sabido abrirse un hueco muy importante en el mundo de la producción de aceite de oliva virgen de calidad.
Lo primero que nos llamó poderosamente la atención y que suma un valor añadido al encantador proyecto es la majestuosa casa en la que cabe situarlo. Se trata de una bella masía de finales del siglo XVII que, pese a haber sido sometida a diferentes transformaciones, conserva un aire majestuoso y ancestral propio de las grandes villas de la Toscana italiana. A ello cabe sumar la belleza del entorno natural, el encanto propio de esta temporada otoñal con colores pardos y amarillentos en muchos de los árboles de la finca y el encanto de una mañana fresca pero para nada fría. Estuvimos pero que muy a gusto. Guiados por ellos recorrimos el olivar en un paseo sosegado en el que, más que una lección magistral, disfrutamos de una conversación amigable y reflexiva con quienes dirigen tan ambicioso proyecto. Tras este recorrido acabamos probando algunos de sus aceites, descubriendo las distintas variedades de la oliva, el ensamblaje entre ellas y curiosidades sobre la evolución y la conservación del aceite. Probamos varios de los productos que comercializan como el AOVE Special Selection o el High-End, sobradamente reconocidas y premiadas por la crítica especializada, y también el aceite de este año, recién prensado que todavía no ha sido embotellado. Unanimidad entre los peñistas a la hora de valorar esta experiencia como una de las más originales e instructivas de cuantas hemos vivido juntos.
Tras esta visita nos dirigimos nuevamente a la ciudad de Alcoy/Alcoi para conocer las instalaciones donde se produce la cerveza artesana Spigha. Nos recibió su máximo representante, Toni Alós, que fue quien nos instruyó sobre el proceso de elaboración desde principio a fin y sobre la filosofía de la empresa basada en la humildad y el carácter artesanal que pretenden darle siempre a sus cervezas.
Tras recorrer las instalaciones disfrutamos de una cata amena e informal de todas las propuestas que actualmente se están elaborando en esta casa: Voramar, Gurugú, Na Valora y Winter Edition. Diferentes cervezas con carácter propio y marcadas diferencias entre ellas que han recibido premios por parte de jurados internacionales en más de una ocasión.
Uno de los platos fuertes del encuentro era la comida del sábado a mediodía en el restaurante L’Escaleta de Cocentaina. Llegamos apenas superadas las dos de la tarde y, como el tiempo invitaba a ello, tomamos los aperitivos en la bonita terraza que rodea el restaurante. L’Escaleta es el local más prestigioso de la comarca y cuenta entre sus galardones con una estrella Michelín. Sus propietarios, Kiko Moya y Alberto Redrardo, primos ellos, se han afianzado en el panorama gastronómico de la Comunidad Valenciana y ejercen la profesión con sabiduría y experiencia a pesar de su juventud.
Una vez acomodados en el salón disfrutamos de la cocina de Kiko que él mismo vino a definir como muy arraigada a la zona y a la tradición pero sirviéndose a su vez de todo cuanto aporta la cocina contemporánea en cuanto a técnicas y gustos del comensal de hoy en día. Uno tras otro fuimos disfrutando de cada plato, todos ellos presentados y argumentados por el propio Kiko, y pudimos conocer ingredientes y técnicas propios de la zona como el salazón, las hierbas de la Sierra de Mariola, y otras más novedosas como el arròs en llanda o el pichón atemperado.
El maridaje de cada plato corrió a cargo de Alberto, excelente sumiller, que, a parte de la armonía con los platos que todo buen maestro del vino debe ofrecer, quiso mostrarnos vinos menos conocidos y más sorprendentes para todos. Cocinero y sumiller destacan a la par en esta casa, cosa poco frecuente en el panorama hostelero español y se vislumbra un total entendimiento entre ambos, un protagonismo compartido y un proyecto común: la reflexión del comensal y el disfrute de éste. La noche del sábado está reservada siempre en nuestros encuentros para una quedada más informal con el propósito de comer algo, cerrar nuestras actividades y despedirnos. En esta ocasión quedamos un poco más pronto de lo habitual para celebrar la asamblea general de otoño. Me atrevo a asegurar que jamás volveremos a reunirnos en un marco con la pompa y señorío de la sala que nos acogió en esta ocasión.
José y Ana planificaron este último acto en el Círculo Industrial, un edificio modernista que cuenta con grandes y majestuosas estancias y que tuvimos el placer de visitar y conocer. Fue en su biblioteca donde se realizó la reunión y estuvimos debatiendo y acordando temas de capital importancia como las sedes para los encuentros de 2016, el futuro socio de honor de la peña o las bases sobre un concurso fotográfico on-line que queremos promover.
Tras la reunión, pasamos al restaurante la Gruta, ubicado en este mismo edificio, donde los anfitriones habían programado una cena de tapeo tradicional alcoyano con el fin de que los peñistas conociésemos la arraigada costumbre de los valencianos de “sopar de picaetes”. Pepe Alcaraz desde los fogones y Carmina Torregrosa en la sala nos acompañaron en un largo paseo por la cocina tradicional con un largo muestrario de platos en formato XL que supuso un alarde de generosidad por su parte. Cocina sencilla pero excelentemente ejecutada que nos hizo disfrutar de este último acto. Contamos además con los vinos que generosamente aportó Ramón Cobeña, peñista y elaborador de los mismos: Valle del Botijas. Más en concreto pudimos disfrutar de un blanco elaborado con uva verdejo y dos tintos, joven y crianza. Gustaron a todos y armonizaron esta cena caracterizada por el buen ambiente y cierta nostalgia al tratarse del acto de cierre.
Un encuentro más, pero no un encuentro cualquiera
Con este, ya son siete pues, los encuentros celebrados y siete son también las maravillosas experiencias que acumulamos cada uno en nuestra saca personal de vivencias. Alcoy/Alcoi disipó todas las dudas y temores que alguien pudiese tener y nos reafirmó en la riqueza gastronómica que atesora cualquier rincón de nuestro país. Ya sean cocineros, jefes de sala, aceiteros o bodegueros… ellos son los responsables de ello y a ellos les debemos todo nuestro agradecimiento y admiración. Y, como no podía ser de otra manera, aunque sea a título personal y viéndome capaz de manifestar el sentimiento generalizado en el resto de peñistas, quiero mostrar también reconocimiento y gratitud con quienes han ejercido de anfitriones en esta ocasión. Ni se debe ni se puede decir aquello de que “han superado el listón”, pero no hay duda de que lo han mantenido igual de alto que sus antecesores.
¡Nos vemos en Cantabria!
Rápido, conciso y magníficamente plasmado la buena y exquisita vivencia de estos días el Alcoy. Qué magnífica y planificada organización encontramos. No tuvisteis ningún fallo. Un fuerte abrazo anfitriones.
Gracias por cuanto a mi corresponde, Javier. Más breve casi imposible ¡Este programa daba para tanto! Coges el testigo como organizador y sé que lo harás muy bien. Esperamos el encuentro de primavera con mucha ilusión
Muchas gracias Javier.
En ocasiones además de planificación también se necesita un poquito de suerte, ya sabes lo que dice el dicho “El hombre propone y Dios dispone”
Impacientes porque llegue el Encuentro Cántabro.
Otro abrazo para ti.
Juventud divino tesoro, tú has podido resumir maravillosamente el encuentro, y yo todavía no me he repuesto.
Menos mal que no somos muy de cenar y el sábado solo picamos algo…
Toni es el más rápido del Oeste…, del Este, del Norte y del Sur. Jejeje… 😉
Menuda velocidad. Has puesto la directa. Pues leyendo y viendo el reportaje fotográfico casi puede uno disfrutar un “poquitín” de esa experiencia vivida. Uno ya se imaginaba que con semejantes anfitriones el éxito estaba asegurado. Al menos me queda la esperanza de que en primavera tendré la posibilidad de, al menos, acercarme y poder saludaros en algún momento de esa quedada Cántabra. Al menos un vinito…….. Un abrazo para los tres y para el resto del personal. Jon Ander
Un vinito y lo que haga falta, Jon. Cantabria te queda cerca y el programa que nos prepara Javier seguro que será completo e interesante. Esperamos verte por allí. Un abrazo
Gracias por ese voto de confianza “ciega”.
Al igual que Toni, espero que sea algo más que un vinito en el Encuentro Cántabro…
Otro abrazo para ti.
Aun me quedan pastas de La Gruta, sin contar que paré en La Roda y claro, tres cajas.
Tengo hasta marzo para perder los 10kg que he cogido en tres dias.
Lo de la Gruta fue muy “gore”, con sangre y pastel de carne incluidos, jeje. Si es que así no hay quien pierda peso!
Lo de Los Miguelitos es lo que más engorda y eso corre por tu cuenta que era fuera de “programa”. Jejeje…
Seguro que en Cantabria el Encuentro resulta mucho más light 😉